Los Pedroches
Los Pedroches
Un entorno único
Solia y fash al-ballut son los orígenes de una tradición ganadera que hoy seguimos realizando.
El norte de la actual provincia de Córdoba fue conocido ya a finales del siglo VIII como Fash al-Ballut (Campo o Llano de las Bellotas), aunque el viajero Idrisi, a mediados del siglo XII, llamara a la zona al-Balatita (Provincia de las Bellotas).
El tercer elemento que podría remontar la antigüedad de Fash al-Ballut a los primeros tiempos de al-Andalus es su propio nombre, que implica la existencia de un encinar, que fuera descrito en el siglo X por al-Razi o en el XII por al-Idrisi. Como bien sabemos quienes vivimos en la gran Dehesa de la Jara, la dehesa es fruto de la intervención humana en el monte mediterráneo, eliminando el matorral para favorecer el crecimiento de arboleda y pastos, creando un espacio, seminatural, susceptible de un aprovechamiento agropecuario. Las excavaciones realizadas en el poblado madrileño de Gózquez, habitado entre los siglos VI-VIII, muestran que el paisaje alrededor de la aldea aparentemente fue desforestado, con grandes áreas de praderas para pastos que favorecerían la aparición de una economía mixta, apoyándose tanto en la agricultura como en la ganadería: eso es precisamente una dehesa.
Las excavaciones realizadas por Ángel Riesgo en los Pedroches entre 1921-1935, más los hallazgos posteriores, muestran que la comarca de los Pedroches tuvo tuvo una población relativamente abundante durante la etapa visigoda; así que si los musulmanes denominaron a estas tierras como el “Llano de las Bellotas” es porque cuando llegaron ya se encontraron los encinares.
En la segunda mitad del siglo VI cuando se creara una circunscripción territorial acorde con los intereses del Reino de Toledo, desligada de la levantisca ciudad de Córdoba y con la que se encontraron los musulmanes tras arribar a la península, conservando sus límites pero dándole un nuevo nombre acorde a su esencia geográfica: Fash al-Ballut.
En efecto, el aprovechamiento ganadero se ha mantenido desde tiempos históricos como el mejor adaptado a las condiciones naturales del medio, cuya pobreza edáfica ha impedido el cultivo intensivo de las tierras y favorecido el desarrollo del encinar y la formación de dehesas. La encina, cuya protección y explotación se documenta en época islámica (AL-HIMYARI, 1963:núm. 47), constituye el árbol más representativo y extendido de Los Pedroches, donde existen también alcornoques, olivos, acebuches, robles,4 otras especies arbustivas superiores (el lentisco, la coscoja, el brezo) y un amplio abanico de matorrales, como corresponde al tipo de bosque laurifolio esclerófilo dominante en la comarca.
SOLIA
Los habitantes de la comarca romana solia, que era lo que posteriormente fue Fash all ballut y actualmente es la comarca de los Pedroches, ya fueron excelentes ganaderos y pastores y ya sabían como realizar los aprovechamientos de los recursos de que disponían de la mejor manera posible.
El indicio más antiguo de la existencia de Solia, y de su localización en el norte de la actual provincia de Córdoba, es el trifinio hallado a principios del siglo XVI en Villanueva de Córdoba, en un pozo llamado pozo de las Vacas, que está situado entre el callejón de este nombre y la calle Torrecampo, a una distancia del pueblo de unos cuatrocientos metros aproximadamente. Dicha piedra se ha conservado bien gracias al hecho de haber sido embutida en el muro de la fachada principal de la iglesia de San Miguel Arcángel de Villanueva de Córdoba.
El trifinio de Villanueva de Córdoba es un bloque oblongo de granito de un metro y veinticinco centímetros de largo por treinta y cinco centímetros de ancho, con una leyenda escrita en latín que demuestra que fue el hito o mojón divisorio de los términos jurisdiccionales de tres ciudades romanas: Sacili Martialum (que estuvo situado en el paraje llamado Alcurrucén, cercano al municipio cordobés de Pedro Abad), Epora (actualmente Montoro) y Solia. La traducción de la inscripción es la siguiente:
Trifinio entre los sacilenses, eporenses y solienses confirmado por el emperador César Augusto Adriano con arreglo a la sentencia del juez Julio Próculo
Es muy posible que el Julio Próculo de la inscripción fuera Cayo Julio Próculo, cónsul sufecto en el 109. La erección del trifinio puede datarse en el periodo 120-121, durante el viaje del emperador Adriano por la Bética. En palabras del padre Fita
El trifinio de Villanueva de Córdoba es, a todas luces, un monumento de sumo precio desde triple punto de vista histórico, jurídico y geográfico.
Posteriormente, en el concilio de Elvira o Iliberris aparece como uno de los firmantes Eumancio, sacerdote de Solia, lo que indica que la ciudad habría alcanzado ya en esa época el rango de municipio. Sin embargo, se desconoce si, cuando se erigió el trifinio de Villanueva de Córdoba, Solia tenía el estatus de municipio flavio.
Puedes vivir la experiencia MÍO cuando quieras, podrás percibir la dimensión del proyecto con los sonidos, los aromas y los matices de nuestra tierra.
Una mirada al pasado de nuestra tierra muestra que en la comarca de los pedroches la ganadería ha sido el sustento principal de sus habitantes. Desde sus primeros asenteamientos romanos que en la conocida como Solia que principalmente explotaban los numerosos minerales de la comarca, ya conocían como manejar los animales de la forma mas adecuada y mas racional aprovechando los recursos de que disponían.
Son raíces tan profundas de amor a un modo de criar los animales que hace que en la actualidad la calidad del producto este fuera de toda duda. Es inimitable, imposible de plagiar porque se tienen que dar muchas circustancias
Arte para criar y engordar los cerdos, cantidad y calidad del fruto y una raza única, peculiar y diferente “la variedad Torbiscal” adaptada al manejo profesional de una familia que somos ganaderos desde tiempos inmemoriales.